El cerebro es
el órgano más activo del cuerpo, consume el 20 % de la energía total que
necesita el organismo para funcionar.
Siempre está
hambriento. Segundo a segundo, minuto a minuto y hora tras hora, devora
vorazmente proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales. Lo
que sucede, es que los necesita imperiosamente para cumplir con sus tareas de
aprender, reaccionar, emocionarse, sentir y recordar.
En relación
con las proteínas, el cerebro usa dos aminoácidos (componentes básicos de las
proteínas), la Tirosina y el Triptófano, para regular el estado de actividad,
alerta y el de descanso. Los dos tienen efectos opuestos, la Tirosina es
utilizada por el cerebro, para elaborar dos neurotransmisores de gran
importancia, como son la DOPAMINA y la ADRENALINA. Estos dos emisarios químicos
tienen como misión fundamental, el mantener el estado de alerta y control,
además de acelerar los tiempos de reacción. El Triptófano en cambio es
utilizado para la formación de la SEROTONINA, un neurotransmisor que tiene la
función opuesta, o sea obstaculizar la concentración, provocar somnolencia y
limitar la capacidad de control.
Ambos compiten
entre sí para llegar primero al cerebro a través del torrente sanguíneo; ¿Por
qué la prisa? Pues para los aminoácidos, nuestro cerebro es un club sumamente
selectivo. Cuando les abre sus puertas, sólo tendrán acceso los que hayan
logrado ubicarse en los primeros lugares.
Dentro
del exclusivo club, la Tirosina será la encargada de animar la fiesta, y el
Triptófano en cambio sería el que da las doce campanadas indicando su
finalización. Si la Tirosina llega primero, estimulará la
producción de los dos neurotransmisores que actúan aumentando el rendimiento
intelectual. En consecuencia, el nivel de actividad mental será más elevado. Pero
si el que se anticipa es el Triptófano, el rendimiento bajará y el cerebro
estará más preparado para dormir que para realizar tareas.
El
secreto para que el Triptófano cumpla con su función, es que esté acompañado de
la vitamina B6, que se encuentra en ciertos alimentos, que conviene incluir en
la dieta, como son las bananas, las legumbres, los cereales integrales, la
mayoría de los vegetales, la soja, etc.. La dosis mínima de la vitamina B6 es
de 2mg. y la dosis máxima 20 mg.
Aprender
a utilizar bien estos nuevos conocimientos, permite controlar el nivel de
actividad de nuestro cerebro a través de una buena elección de los alimentos.
Si se
desea beneficiarse con los efectos de la Tirosina, es aconsejable comenzar la
comida con una porción de proteínas de aproximadamente 100 gr., en cualquiera
de sus variantes (carne , pescado, soja, etc.).
Las
proteínas, por lo general, contienen una proporción considerable de Tirosina, y
una mucho más modesta de Triptófano, lo que significa que el ganador de la
carrera que termina en el cerebro, será el primero de los dos aminoácidos.
Para
que el resultado sea a la inversa, se necesita de la ayuda de los hidratos de
carbono (cereales, verduras, legumbres, etc), que deberán ser ingeridos antes
que la carne, en una cantidad aproximada de 45 gr.
Entonces,
si se desea estar alerta, se debe recurrir a una comida activadora que se
inicie con proteínas y por lo contrario, si desea relajarse, se debe elegir una
depresora, en la que los hidratos de carbono encabezan el menú. En términos
generales es recomendable adoptar la dieta activadora durante el día, y al
revés, la depresora a la noche, para lograr un buen rendimiento mental diurno y
un sueño reparador por la noche.
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