Según la
literatura científica occidental esta enfermedad es un conjunto de trastornos
comunes reumáticos no articulares, caracterizados por dolor y rigidez de
intensidad variable de los músculos, tendones y tejido blando circundante, y un
amplio rango de otros síntomas, entre los que se encuentran, cansancio,
insomnio, depresión, estados ansiosos, disfunciones digestivas, etc.
El término
Fibromialgia fue acuñado en 1976 y proviene del latín Fibro (fibras), Mio
(músculo) y Algia (dolor).
Tiene una etiología
desconocida. Parece ser que el estrés físico o psíquico, una posible infección
viral, los microtraumatismos, el frío y
también la humedad son factores que parecen estar presentes y agravar esta enfermedad.
Se trata de una enfermedad que produce
dolor fundamentalmente aunque no es el único síntoma. El cuadro clínico se
caracteriza por:
Dolor: Los
pacientes lo describen como dolor muscular profundo, quemazón, o «como si algo
se clavase o quemase». Frecuentemente, el dolor y rigidez empeoran por la
mañana y pueden doler más los músculos que se utilizan de forma repetitiva.
Fatiga: Este
síntoma puede ser leve en algunos pacientes y sin embargo muy severo en otros.
Lo describen como fatiga mental, con sensación de abatimiento general, como si
le hubiesen quitado la energía y con pocas ganas de hacer las labores
habituales. Otras veces los pacientes la definen como si tuviesen los brazos y
piernas metidos en bloques de cemento.
Trastornos del
sueño: Los pacientes se duermen con facilidad, pero su sueño no es profundo. Se
levantan cansados, aunque el número de horas de descanso haya sido el adecuado.
Síndrome del
intestino irritable: Del 40 al 70% de los pacientes tienen
síntomas como estreñimiento alternado con diarrea, dolor abdominal, gases y
náuseas.
Síndrome
temporo-mandibular: El 25% de los enfermos presentan un
dolor tremendo en la cara y cabeza. Probablemente se deba a un hecho muscular y
de ligamentos de la articulación y no a la propia articulación.
Otros síntomas:
Menstruaciones dolorosas, dolor torácico, rigidez matutina de articulaciones,
alteración de la memoria, acorchamiento o punzadas en las manos, calambres
musculares, vejiga irritable, sensación de hinchazón en las extremidades,
mareos, sequedad de ojos y boca, cambios en la prescripción de gafas, y
alteraciones de la coordinación motora.
Factores
agravantes: Los cambios en el clima, ambientes fríos o muy secos, hormonales.
Estrés, depresión, ansiedad y exceso de ejercicio son factores que pueden
contribuir a un empeoramiento de los síntomas.
El abordaje
clínico de la fibromialgia constituye para la reumatología un reto, de momento,
impreciso e insuperable.
¿Cómo entendemos la Fibromialgia desde la Medicina China?.
En primer lugar, desde esta óptica no existe
esta dolencia como tal, mas bien son una serie de signos y síntomas que conducen
a un diagnostico bioenergético muy diferente de una persona a otra. La Fibromialgia
entra en un grupo de síndromes que llamamos Síndromes Bi, que traducido es algo
como “síndrome doloroso”. El problema es que estos síndromes pueden tener un
origen muy diverso, pero todos ellos al
final provocan un bloqueo del flujo de la energía biológica que circula por los
meridianos. Este bloqueo, cuando se produce
a nivel general, produce dolores difusos por todo el cuerpo, pesadez,
malestar, ánimo decaído, suspiros, pérdida de fuerza, etc. Como vemos estos
síntomas son muy similares a los que la medicina oriental clasifica como
fibromialgia.
¿Cuáles son las causas que pueden producir
este bloqueo?.
En el origen de
esta enfermedad podemos encontrar múltiples factores, entre ellos problemas
emocionales (estrés, traumas, etc), infecciones producidas por virus,
traumatismos o problemas de intolerancias alimenticias (principalmente hidratos
de carbono). Estos factores suelen presentarse de forma conjunta, aunque dos de
ellos, los problemas emocionales y las intolerancias alimentarias, son los que
presentan mayor incidencia.
Una observación
clínica sobre enfermas fibromiálgicas nos expresa una realidad biológica muy
compleja. Unas enfermas son muy calurosas y otras frioleras y a veces calurosas
por dentro y frioleras por fuera. Unas expresan un edema muscular y otras una
sequedad tisular obvia. Algunas son muy fuertes, orgánica y mentalmente, otras asténicas y débiles.
A veces, las
reacciones inmunitarias exageradas son obvias, otras veces no. Las desarmonías,
los bloqueos, los impulsos metabólicos llamados “vientos” que trasladan los
efectos de un lugar del organismo a otro, son muy personales y todos ellos
juntos producen un paisaje clínico que el terapeuta que se obstine en curar el
dolor muscular no puede dejar de analizar.
Por
consiguiente, entender y evidenciar el terreno exacto en que cada enfermo
desarrolla su fibromialgia es tan esencial como disponer del remedio específico
para corregirla.
Es por esto que
proponemos un tratamiento integrado, donde se trate no la enfermedad sino al
paciente como un ser integrado tomando en cuenta su estado físico, psicológico
y su estilo de vida. De esta forma comprendemos mejor los factores exógenos y
endógenos que rodean al paciente y al controlarlos y modificarlos donde haga
falta, podemos encontrar una solución real y duradera para el problema de la
fibromialgia.