jueves, 27 de septiembre de 2018

   Insuficiencia venosa crónica

 La Insuficiencia Venosa Crónica, conocida por sus siglas como IVC, es la incapacidad de las venas para realizar el adecuado retorno de la sangre al corazón, lo que provoca la acumulación de ésta en las piernas, dando lugar a diferentes síntomas y problemas. Las varices son la manifestación más habitual y dolorosa. Son dilataciones y alargamientos de las venas, que se producen cuando la insuficiencia venosa se prolonga en el tiempo. Pueden aparecer en cualquier zona del cuerpo, pero son especialmente frecuentes en las piernas.

Causas y factores de riesgo:

  • La edad y los factores genéticos.
  • Embarazo.
  • Alteraciones hormonales.
  • Sobrepeso.
  • Vida sedentaria, falta de ejercicio.
  • Tratamiento con anticonceptivos.
  • Posturas incorrectas.

Síntomas: 
  • Dolor, hormigueo, pesadez y cansancio habitual en las piernas. Estas molestias pueden distinguirse de otras porque se agudizan al estar en reposo y con el calor, y por el contrario disminuyen al levantar las piernas y con el frío.
  • Hinchazón de la parte inferior de las piernas y los tobillos. Especialmente después de períodos prolongados de pie.
  • Calambres nocturnos. También se conocen como ‘síndrome de las piernas inquietas’. Pueden dificultar la conciliación del sueño y el descanso.
  • Sensación de calor, enrojecimiento, sequedad y picor constante en la piel. Se debe a que el exceso de sangre retenida provoca un aumento de la temperatura, por lo que la piel se deshidrata y origina estos efectos.
  • Arañas vasculares o telangiectasias. Son dilataciones de los capilares, a nivel superficial, que se traducen en pequeñas líneas rojizas o violetas con aspecto de telaraña. Son antiestéticas pero indoloras e inofensivas.
  • Varices reticulares. Son dilataciones de las venas de pequeño tamaño que aparecen en una zona de la piel más profunda que las telangiectasias; en la dermis reticular.
  • Varices o venas varicosas. Constituyen el signo clínico más prevalente y conocido de la IVC. Son dilataciones y alargamientos de las venas superficiales, que se producen cuando la insuficiencia venosa se prolonga en el tiempo.
  • Signos dérmicos. Alteraciones cutáneas de la piel producidas por la mala circulación: dermatitis, eccemas, hiperpigmentaciones, etc.
La aparición de las úlceras venosas supone el estadio más avanzado de la enfermedad. Se definen como la pérdida localizada o irregular de epidermis y dermis. Tienen forma redondeada u oval, y son superficiales con los bordes mal delimitados. Generalmente, se cronifican o se convierten en recurrentes. Tienden a sobreinfectarse y pueden ser invalidantes, afectando en gran medida a la calidad de vida de los pacientes. Es frecuente que dejen secuelas en la piel.
Por último, a medida que la enfermedad progresa, se puede producir hinchazón en los tobillos y piernas (edema), coágulos en las varices (varicoflebitis), o hemorragia por rotura de las varices (varicorragia).
Consejos:
  • Adopción de hábitos de vida saludables. ejercicio regular (senderismo, natación, ciclismo), reposo de las piernas (elevar las piernas unos 15 cm durante el reposo nocturno), dieta saludable y equilibrada, ingerir abundantes líquidos, duchas frías de piernas y pies tras el baño.
  • Evitar permanecer de pie o sentado durante un largo tiempo, cruzar las piernas, el uso de prendas ajustadas que obstaculicen la circulación, el sobrepeso.
  • Fitoterapia. Dentro de estos tratamientos, existen plantas con efecto flebotónico (rusco, castaño de indias, etc.), que contienen principios activos naturales como flavonoides, que reducen la fragilidad capilar y cuya intención es mejorar los síntomas. 
  • Acupuntura. Aunque la mayoría de la gente piensa que la cirugía es el único tratamiento para este mal, la acupuntura es una alternativa válida para esta enfermedad. La teoría médica en la medicina china dice que las varices son el resultado del estancamiento de la sangre que se puede producir por muchos factores subyacentes. En esta condición el flujo de sangre es anormal, por lo que mediante el tratamiento de los puntos clave, se consigue que la sangre vuelva a circular con normalidad. 
    En resumen, dado que existen diversos factores que influyen en el desarrollo de la IVC, es de vital importancia mantener un cuidado integral y tener en cuenta todas las medidas que puedan adoptarse para el tratamiento.

*Esta información en ningún momento sustituye la consulta o diagnóstico de un profesional médico o farmacéutico.

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